24/12/2025
Los archivos históricos están llenos de experiencias de vida. En sus depósitos se conservan miles de documentos con retazos de vivencias y acontecimientos del pasado. Estos documentos se guardan en forma de pleitos, correspondencia, contratos de compraventa, de matrimonio, palabras de fe, testamentos, privilegios, ordenanzas, actas, así como de partidas sacramentales. Gracias a esta amplia tipología documental buceamos en el pasado, le hacemos preguntas y lo interpretamos.
A pesar de que en su momento esos documentos se escribieron con la idea de dejar constancia legal de un hecho, resolver un conflicto o garantizar un derecho, ahora nos permiten reconstruir vidas, decisiones y relaciones. En definitiva, lo que en su día servía para ordenar la vida social, económica y jurídica de su tiempo, es materia prima no solo para investigar, sino también para narrar el pasado. Por todo ello, esos legajos escritos por personas que vivieron en otras épocas son un patrimonio de gran relevancia. A falta de interlocutores, los documentos son la memoria de nuestro pasado.
Del archivo a la escritura
En 2022, El Diario Vasco, el medio generalista de referencia en Gipuzkoa, creó en su web un canal de Historia, llamado Historias de Gipuzkoa, con el objetivo de difundir artículos que dieran a conocer la historia de ese territorio. Para tal fin, invitaron a historiadores y periodistas que, de forma divulgativa, redactaran piezas que cubrieran cinco días semanales. Cuando me propusieron colaborar me planteé buscar historias inéditas, consultar fuentes documentales y narrar experiencias de vida que llevaran a la reflexión, que rompieran estereotipos y que se acercaran a los problemas del presente. Desde entonces, escribo artículos donde combino el rigor científico con la escritura narrativa.
Defender la escritura como parte del método no es una elección estilística, sino una decisión epistemológica: escribir la historia implica hacer inteligible el pasado, y esto solo es posible si entendemos la historia como discurso narrativo, no como un mero espejo de los hechos. Esta idea, desarrollada por Hayden White en su libro Ficción histórica, historia ficcional y realidad histórica constituye para mí el leitmotiv de cada artículo que escribo en El Diario Vasco.
Con el fin de hacer comprensible la historia, es necesario desenredar la información que ofrece el documento, identificar a las personas que aparecen en él y seguir sus acciones para convertirlo en un relato. Cada artículo se concibe así como una narración, en la que hay una trama, unos personajes y una atmósfera que permiten situar al lector en un tiempo y un espacio concretos. Como indica Ivan Jablonka en su libro La historia es una literatura contemporánea, el trabajo de recreación es necesario para devolver a las personas sus verdaderas dimensiones. Ahora bien, en estas recreaciones no hay lugar para la invención: el relato está siempre supeditado a la fuente documental. La escritura no añade lo que el documento no dice, sino que ordena, contextualiza y da forma a lo que la fuente permite conocer. Sin esa lealtad, cualquier narración perdería su sentido. Cada historia nace de una fuente concreta y se sostiene sobre ella. No hay atajo posible entre el archivo y el relato. Se trata de un proceso que exige tiempo, dado que cada texto requiere una búsqueda previa, una lectura detenida y una interpretación rigurosa. Asimismo, necesita adaptación, ya que el formato periodístico impone límites de extensión y ritmo.
Sin embargo, como indica Erich Hackl, la fidelidad a la documentación no impide reconstruir lo que falta; obliga, más bien, a hacerlo con respeto. Así, por ejemplo, cuando el archivo no ofrece un final claro, como ocurre en algunos pleitos sin sentencia conservada, explico al lector esa ausencia y recurro a fórmulas condicionales: probablemente, tal vez, es posible que. Esa cautela no resta fuerza a la narración; la hace más honesta.
Microinvestigación y microhistoria: las fases de trabajo
Cada uno de los artículos que escribo parte de una microinvestigación, entendida como una indagación concreta y acotada en torno a un documento, un episodio o una trayectoria individual. Este procedimiento dialoga con el enfoque de la microhistoria, que propone reducir la escala de observación para comprender cómo las normas, las jerarquías o los conflictos se encarnan en experiencias individuales. Lejos de simplificar el pasado, este cambio de perspectiva permite captar su complejidad y atender a vidas que apenas dejaron huella en los relatos generales.
Así, la primera fase del trabajo consiste en revisar las bases de datos digitalizadas de los diferentes archivos. En ellas busco una regesta, una pista mínima que pueda transformarse en historia. Cuando un registro despierta mi interés, consulto el documento completo. Si el texto revela personajes, acciones o conflictos, empiezo una labor paralela de identificación: rastreo nombres, vínculos familiares, lugares y testigos. Elaboro así una biodata de los protagonistas, una especie de retrato documental que me permite escribir con rigor sin abandonar el tono narrativo. Esta fase es esencial, porque sitúa a las personas en su contexto y evita que el documento se lea de forma aislada o desarraigada.
Frente a una historia de grandes hechos y personajes ilustres, la microhistoria pone el foco en las vidas pequeñas, en lo cotidiano. Es ahí donde se revelan los conflictos, las resistencias, los pactos, los silencios. Ahora bien, parafraseando a Giovanni Levi, la microhistoria no consiste en contar historias pequeñas en sí mismas, sino en reducir la escala de observación para comprender, precisamente, la complejidad de la realidad histórica. Lo cierto es que al centrar la atención en individuos concretos, en comunidades reducidas o en episodios aparentemente menores, la microhistoria permite observar cómo las normas, las estructuras de poder y las relaciones sociales se traducen en prácticas cotidianas y decisiones individuales. Desde esta escala reducida, el documento deja de ser un simple testimonio administrativo y se convierte en el punto de partida de una historia posible.
Este enfoque resulta especialmente interesante cuando nuestro propósito es devolver protagonismo a quienes apenas dejaron huellas explícitas en la documentación. Autores como Natalie Zemon Davis, Carlo Ginzburg o el mencionado Giovanni Levi han dado claro ejemplo de ello. En sus obras, lejos de buscar casos excepcionales, se han centrado en observar cómo actuaron personas comunes dentro de las limitaciones que les imponía su tiempo. De esta forma, desde la individualidad, han hecho visible la complejidad social. Esta complejidad es la que trato de reflejar en los artículos de El Diario Vasco poniendo el foco en las experiencias de las mujeres, de los grupos populares y de aquellas personas que apenas tuvieron cabida en los grandes relatos. En definitiva, de los sectores menos visibles en la macrohistoria.
Después de reunir la documentación y seleccionar el enfoque, comienza el proceso de escritura. Todo texto plantea unos problemas narratológicos que han de resolverse para que la historia sea veraz, amena, relevante y significativa. En este sentido, la narración es una herramienta que nos sirve para buscar y hacer comprensible el pasado. Por todo ello, escribo teniendo en cuenta la técnica narrativa. Así, por ejemplo, cuando empiezo a escribir, suelo hacerlo desde una escena puesto que me resulta más natural imaginar la historia desde un gesto, un espacio o un movimiento. A partir de ahí, la escritura se convierte en un modo de recrear el mundo de los personajes y, siguiendo las estrategias narrativas del relato, muestro el conflicto.
Del mismo modo, trato de recrear atmósferas a través de sonidos, olores o elementos lumínicos. Estos detalles no provienen de la invención, sino de la observación del documento y de la experiencia acumulada en otros textos similares. Aunque bien es cierto que estos aspectos implican una recreación narrativa, su función no es inventar el pasado, sino hacerlo comprensible, situando al lector en un contexto verosímil y coherente con las fuentes. En otras palabras, la narración no añade hechos que el documento no permita sostener, por el contrario, ordena, sugiere y da forma a la información disponible, respetando siempre los límites de la evidencia documental. Al fin y al cabo, la historia no es un espejo del pasado, sino una manera de representarlo.
En definitiva, escribir a partir de los archivos implica tanto investigar el pasado como hacerlo legible y significativo en el presente. El trabajo con la fuente documental, la microhistoria y la escritura narrativa forman parte de un mismo proceso: construir un relato que permita comprender las experiencias de vida del pasado sin traicionar las evidencias documentales.
ANA GALDÓS MONFORT PARA «HOY COMENTAMOS. SCRIPTA MANENT»
PDI contratada de la UPV/EHU, componente del grupo de investigación «Sociedades, Procesos, Culturas (siglos VIII al XVIII)», coincidimos con la investigadora en los proyectos HILAME, Humanidades en Común y WikiDamas.
Referencias mencionadas
White, Hayden. (2010 ). Ficción histórica, historia ficcional y realidad histórica. Ed. Prometeo.
https://prometeoeditorial.com/productos/ficcion-historica-historia-ficcional-y-realidad-historica-reedicion-white-hayden-copia/?srsltid=AfmBOoof3L2ROynVqIplyC9SPzEbJ0SSccqN9XaTynWGsZGrc6adkhEa
Jablonka, Ivan (2016). La historia es una literatura contempóranea. Manifiesto por las ciencias sociales. Fondo de Cultura Económica.
https://www.fce.com.ar/wp-content/uploads/2020/11/JablonkaLHEULC.pdf?srsltid=AfmBOoqBuG0_ZYzf_39ZbWk_CUroP1RiJrMzqb49TUSYoIAYx6JfOxb7
Levi, Giovanni (2018). Microhistoria e Historia Global. Historia Crítica, nº 69, pág. 21-35.
https://revistas.uniandes.edu.co/index.php/hiscrit/article/view/4545
Zemon Davis, Natalie. (2013). El regreso de Martín Guerre. Ed. Akal.
https://www.todostuslibros.com/libros/el-regreso-de-martin-guerre_978-84-460-5482-5
Ginzburg, Carlo (2001). El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI. Ed. Península.
https://www.todostuslibros.com/libros/el-queso-y-los-gusanos_978-84-9942-439-2
Levi, Giovanni. (1990). La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVII. Ed. Nerea.
https://www.huellasdelahistoria.com/product-page/la-herencia-inmaterial-giovanni-levi